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lunes, 18 de septiembre de 2017

EDUCACIÓN DE CALIDAD Y MENTALIDAD DE SUPERVIVIENTE: LA EDUCACIÓN NO VA SÓLO EN EL AULA

De nuevo les saludo, agradeciendo la maravillosa discusión alrededor de mi anterior entrada; en la misma, expuse someramente algunos puntos relacionados con los cambios que una institución educativa debe aplicar y sostener para promover una nueva visión educativa. Pero la realidad no necesita solamente un colegio con todos los recursos infraestructurales, económicos y metodológicos, sino que demanda un soporte epistemológico, social y cultural, traducido en actitudes y conductas que favorecen la consolidación de principios y valores de gran incidencia en el proceso de aprendizaje. 

Respecto de esto, escribí hace algún tiempo una columna destinada a la sección La Columna del Lector, del diario El Espectador. Como no sé si la recibieron siquiera, decidí difundirla por este medio para su consideración. De antemano, gracias por leer y compartir. Hasta pronto.

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EDUCACIÓN DE CALIDAD Y MENTALIDAD DE SUPERVIVIENTE
Por: Lina Marcela Gómez Quintero
@MarcelaSTEM
La educación ha sido tratada como indigente, al maquillarla con la sobreestimación de los avances logrados hasta ahora en materia de excelencia, competencia y equidad, haciendo caso omiso de sus verdaderos males. Mientras un político se fotografía con el ciudadano de a pie entregándole tablets y computadores, o nuevos colegios de cobertura con tecnología de vanguardia para “garantizar el acceso a una educación de calidad”, y se pretende lograr, con las condiciones de siempre, el estatus de “la nación Mejor Educada de Latinoamérica para el año 2025”, según se mostró en el pasado Día E, los docentes reciben sueldos que no compensan el esfuerzo y la iniciativa de cada jornada, como tampoco el tiempo y capital que cada uno ha invertido en formación y actualización, a la vez que trabajan cada vez más presionados por estándares totalmente desfasados de la realidad, acuñados éstos por instituciones que comparan diversos sistemas educativos como si provinieran del mismo lote poblacional. El foco nacional está puesto en imitar los sistemas educativos más exitosos del mundo, según PISA: Finlandia y Singapur son referentes, y bajo su perfil esperan que Colombia se moldee. Francamente, ellos son una cosa y nosotros otra. ¿Por qué queremos cortarnos con el mismo troquel?
Adoptar a pies juntillas el modelo educativo de otro país tendría sentido desde la perspectiva de naciones uniformes, es decir, sería lógico si pudiera establecerse una ficha técnica por país y región, donde los parámetros de funcionamiento estén definidos en un rango óptimo. Pero no. Resulta que el diámetro del globo permite tener comunidades muy diversas, con memorias históricas tan variopintas que influyeron de forma notable en cómo sus habitantes piensan. En nuestro caso, por múltiples razones, desarrollamos un pensamiento básico, fundamentado en la simple supervivencia, en la sensación de carencia y en la necesidad de sacar ventaja de cualquier vulnerabilidad ajena. Una prueba de ello es que nuestra economía se sustenta en productos, no en servicios ni en innovación, y nuestra idiosincrasia concibe como natural el colarse en las filas del mercado o del transporte público, evadir impuestos, plagiar trabajos e informes, comprar diplomas. ¿Acaso usted cree que en Finlandia la gente intenta ingresar sin pagar a estaciones de trenes, tranvías o alimentadores? ¿Piensa usted que en Singapur se permite negociar un caso de plagio? ¿Sabía usted que uno de estos países está cerrando cárceles por falta de presos, y el otro castiga la estafa con pena de muerte? ¿Será que pasa lo mismo aquí?
No tiene sentido adoptar e implementar por la fuerza un sistema educativo de primera en un país con modales de quinta. El éxito educativo de estos países es consecuencia de una cultura sólida, en donde el respeto no es negociable, cada individuo es parte importante en el crecimiento de su nación, y la familia es la principal precursora de estos principios; allí las jornadas de clase son cortas, y no se trabajan tareas en casa, precisamente porque todo el entorno familiar y social es una escuela que demuestra coherencia y consistencia. ¿No será entonces que el primer paso es establecer nuestra cultura desde la casa, el barrio, la comuna, la ciudad? ¿No será esto mejor que quejarse del docente, pretendiendo que haga en un año la labor de toda una vida?

miércoles, 27 de abril de 2016

DIME QUÉ LENGUAJE USAS, Y TE DIRÉ QUÉ CLASE DE PENSADOR MATEMÁTICO ERES - Parte II

Saludo a todos. De nuevo yo.

Como les he dicho en varias oportunidades, este espacio es sólo el refugio para mis ideas locas. Aquí puedo consignarlas, organizarlas, y comunicarlas a quien quiera leerlas y darles forma a través de la discusión fundamentada en experiencias, fuentes bibliográficas de todo nivel, e incluso simples razonamientos desarrollados por obra y gracia de la habilidad retórica.

En mi entrada anterior, hablaba acerca de las posibilidades de relacionar las características de la lengua materna con la tendencia al desarrollo de habilidades matemáticas específicas (para quienes no vieron esa entrada, aclaro: no se trata de una disertación llena de referencias y datos, sino sólo una de mis ideas locas, que busca eco en una mente receptiva, esperando ser procesada y discutida). Ahora, esa ideíta loca tiene una melliza, que es la que pondré sobre el escritorio el día de hoy.

Partimos de la Matemática como lenguaje, el cual es aprendido luego de la lengua materna dada la complejidad de sus símbolos, los cuales deben ser traducidos a un lenguaje "menos complejo", de uso común (las comillas se deben a que considero que los fenómenos lingüísticos no pueden catalogarse como "poco complejos", pero al consolidarse a través de la inmersión en la cotidianidad, se hacen naturales, "intuitivos", de fácil uso). Este pequeño detalle hace que sea posible considerar a la Matemática como una segunda lengua. En este orden de ideas, puede afirmarse que los métodos y aproximaciones desarrolladas para la enseñanza/aprendizaje de una segunda lengua, son susceptibles de adaptación y aplicación para el proceso de enseñanza/aprendizaje de la Matemática.

Así las cosas, se hace necesario reconocer los diferentes métodos y aproximaciones que se han establecido para la enseñanza/aprendizaje de una segunda lengua. Tuve la fortuna de recibir entrenamiento al respecto y, durante el mismo, coescribir unas reflexiones con mi compañero docente Sergio Gallo (en inglés), en donde se establece un poco más de detalle al respecto. Esta idea comprende un anteproyecto que estoy formulando. Bienvenidos todos aquéllos que quieran brindarme su apoyo para llevar a buen término esta investigación.

En la próxima entrada, hablaré con más detalle acerca de esta hipótesis de trabajo. Por ahora, quiero dejar esta entrada como un abrebocas. Hasta pronto.


domingo, 3 de abril de 2016

DIME QUÉ LENGUAJE USAS, Y TE DIRÉ QUÉ CLASE DE PENSADOR MATEMÁTICO ERES - Parte I

Después de un tiempo, luego de muchos ires y venires, vuelvo a escribir. Gracias a quienes siguen acompañándome y leyendo lo que escribo, a pesar de mis constantes viajes. Les aseguro que estas travesías me permiten elaborar nuevas preguntas, así como darle fuerza a ideas que no han recibido suficiente atención.

Una de esas ideas me motiva a escribir esta entrada, ya que tiene que ver con algo que me ha dado vueltas en la cabeza desde que estudiaba en la Universidad  incluso desde antes, creo  y que ha cobrado fuerza conforme he interactuado con mis estudiantes, varios de mis pares docentes, y algunos pensadores geniales que no buscan fama ni gloria. Sin más preámbulos, aquí mi punto:

En mi entrada anterior, hablaba de la Matemática como un lenguaje, pues cuenta con símbolos y patrones que permiten la traducción de observaciones basadas en nuestras experiencias, a un conjunto nuevo de caracteres, fundamentado en el adecuado manejo de este código. Bajo esta perspectiva, y considerando lo que se conoce acerca del lenguaje como un sistema simbólico (esto es, como un código), podría decirse que el reconocimiento de ciertos patrones para representar observaciones y conjeturas, se ve afectado por las características del código lingüístico a emplear  ya que es necesario generar concordancia entre el código y el mensaje, para que éste adquiera un significado y este proceso de sincronización mensaje-código trae consigo una serie de procesos cognitivos de carácter lógico (hay que recordar que la lógica estudia el razonamiento y, por ende, su lenguaje).

Estos procesos cognitivos tienen como objetivo la producción de un mensaje codificado cohesionado y coherente, lo cual significa que tiene que cumplir con:
  • Los términos clave generados desde el código, concuerdan con los términos clave del mensaje inicial
  • El mensaje codificado tiene estructura y fluidez, dentro de los parámetros del código
  • El mensaje codificado es consistente en gran medida con el mensaje inicial.


Así las cosas, el desarrollo de esta traducción, promueve a su vez el desarrollo de ciertos procesos de pensamiento, que fortalecen determinados tipos de razonamiento; en el caso del pensamiento matemático, estos tipos de razonamiento son: numérico, geométrico, espacial, aleatorio y variacional. Por esto, mi idea loca es: las características de la lengua que empleamos con mayor frecuencia para comunicarnos, que es generalmente nuestra lengua materna, promueven el desarrollo del pensamiento matemático en alguno(s) de sus cinco tipos, mencionados hace un momento.

El ejemplo que más utilizo con mis estudiantes cuando hablo al respecto, es el de los hallazgos que hicieron los españoles cuando llegaron a América, especialmente cuando ocuparon las zonas habitadas por los Mayas: traían consigo el Álgebra y los modelos matemáticos clásicos, y se encontraron con modelos astronómicos de precisión basados en análisis espaciales y geométricos: trajeron sistemas de numeración arábigos y romanos, y se toparon con sistemas numéricos autóctonos. No sobra decir que los lenguajes que empleaban comúnmente, eran bastante disimiles entre sí.



Para cerrar esta entrada, quiero mencionar que hay bastantes investigaciones respecto del efecto de la lengua materna en el desarrollo de habilidades matemáticas y su aprendizaje. Sin embargo, hasta este momento no he encontrado algo en torno a esta hipótesis: el tipo de lengua materna (romance, germánica, árabe, entre otras) influye notablemente en la consolidación de habilidades matemáticas específicas. Y tampoco he encontrado información alguna sobre la subsecuente posibilidad: el multilingüismo como medio para el entrenamiento matemático, esto es, ¿cómo puede el aprendizaje de nuevas lenguas, apoyar el fortalecimiento de habilidades lógico-matemáticas?.

Queda abierto el espacio de comentarios para discutir el tema, así como para compartir conmigo información relevante acerca de las dos hipótesis de cierre.

¡Gracias por leer! ¡Hasta pronto!